viernes, 1 de agosto de 2014

Sueño de Verano

El calor de aquella noche de agosto nos empapaba de sudor sin apenas movernos, la ciudad estaba vacía y a través de las ventanas abiertas solo se escuchaba el paso de  algún tacón camino a una nueva  decepción, los botes de la  pelota que se les escapaban a los niños y  que cruzaban de vez en cuando la calle con inocencia y sin mirar para los lados. La habitación era una sauna, el bochorno en el ambiente  se mezclaba con el aire caliente que salía del  ventilador antiguo que colgaba del techo, una cama con el colchón de  muelles ruidosos, pósters de Patti Smith, Janis Joplin  y Jim Morrison completaban una decoración vintage con la que soñaría  Virginia Woolf para  regresar y volver a suicidarse con un estilo mas bohemio y rebelde. Se respiraba un aire  a novela policiaca barata donde detective y sospechosa acaban haciendo el amor a ritmo de un tango argentino que sonaba en una vieja radio porteña.


 En un delicioso desorden nos  rodeaban libros, guías de viaje, books fotográficos y novelas  con tapas blancas sobre todo, algunas  fotos  de sonrisas tomadas durante el día  y  mapas arrugados con destinos subrayados. Los sentimientos saltaban al son de los muelles y la imaginación se excitaba ante toda la escena con infinitas posibilidades,  los deseos se escribían en los ojos sin que las palabras estorbaran y la química era perfecta entre nuestros cuerpos. Ella con sus historias de aventuras y poesía agotadas por un momento, no eran capaces de ocultar su pasión por el placer que deseaba sentir a través de sus sentidos.Las pequeñas gotas de sudor que resbalaban por su cuerpo le daban un sabor aún mas dulce a su piel, no había probado nunca un agua tan fresca, con los labios pegados conseguía convencerme  para que nunca me separara  y dejé que me  dominara hasta saciar su sed de posesión. Me contagiaba de su lujuria a través de sus movimientos  mientras sus ojos penetraban mi alma y me decían que no estaba en ninguna otra parte, estaba ahí conmigo y que  no existía nada ni nadie más en la existencia  que nosotros y esa calurosa habitación.


Encendí el penultimo pitillo y apuré la última cerveza creyendo ver sonreír a Jim Morrison en la pared, el calor seguia apretando aunque el amanecer empezaba a  asomar a traves de la oscuridad, estaba agotado, con su sabor en mi boca y sus piernas rodeándome la  cintura. Volví a su lado y pude disfrutar de su respiración agitada y entre cortada mientras yo también conseguía calmarme. Volvían sus palabras para mecerme y descubrirme historias jamas descritas con tanto detalle, se hace difícil describir     como es la sensación de que  distintas emociones estén despiertas a la vez, con tanta intensidad que te creerías inmortal, solo la química, la vida, la fusión de dos  cuerpos puede ser  capaz  de crear un energía tan poderosa.
Rendido pero con la misión de no dormirme para no volver a despertar entretenía su imaginación leyéndole  poesía que consiguiera cerrar con ternura sus ojos  llenos de paz y esperando que nunca mas volviera a amanecer, porque ¿quién querría abandonar este refugio lleno pasión y sensaciones maravillosas y  que nos da cobijo aunque solo sea por una noche de un mundo que llora por ver como los hombres se matan entre sí en guerras sin sentido y no poder hacer nada.? como si algo fallara en la humanidad.

 Llenarla con palabras de esperanza antes de que se duerma  y no volverla a ver nunca más seria mi manera de amarla  y  sentir que  al fin voy a ser parte de ella para siempre mientras pongo el final al sueño de un verano.






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